Fue una clase a-lu-ci-nan-te. Hubo una gran concentración y flujo de energía.
Como llevé grabado dos partecitas de una lectura y de una puesta de teatro de él, hechas por él, se creó un clima muy especial. Como nos dijo Adriana cuando finalizamos: "¿Quién te lleva gritos a una clase?"
Me quedé pensando en eso... y es verdad. Siento que cuando lo pudieron escuchar ahí se plasmó la clase.
Les dije que se acercaran más... para armar una especie de pogo artaudiano! Estuvo bueno.
Fue uno de esos momentos en que me siento brillar... por el filo que recorren el pensamiento, las ideas. Es cuando estoy bien conectada con mi interior creativo.
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